Cuando somos pequeños, muchas de las conductas que van a ir conformando una personalidad agresiva, son apoyadas y aplaudidas por los demás, en ocasiones de manera directa y en ocasiones indirecta, con comentarios como “eso es no te dejes”, “tu eres mas fuerte”, “si te la hacen que te la paguen”, etc., en esos comentarios el niño va conformando una sensación de placer al obtener la aprobación de los demás, adicionalmente, estas conductas le son validad también como mecanismo de defensa para lo que el niño considera agresión, real o ficticia.
Cuando somos pequeños, muchas de las conductas que van a ir conformando una personalidad agresiva, son apoyadas y aplaudidas por los demás, en ocasiones de manera directa y en ocasiones indirecta, con comentarios como “eso es no te dejes”, “tu eres mas fuerte”, “si te la hacen que te la paguen”, etc., en esos comentarios el niño va conformando una sensación de placer al obtener la aprobación de los demás, adicionalmente, estas conductas le son validad también como mecanismo de defensa para lo que el niño considera agresión, real o ficticia.
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